Estamos a finales de agosto y los Padres están en plena lucha por la postemporada, compitiendo por su primera corona del Oeste de la Liga Nacional en 19 años. El enfoque está en el 2025. Como debe ser.
Pero uno de los aspectos menos conversados — y menos apreciados también — de la Fecha Límite de Cambios del gerente general A.J. Preller fue lo bien que preparó la ofensiva de estos Padres para el futuro. Específicamente, cómo el ejecutivo tachó de su lista de tareas del receso de campaña varias cosas con meses de antelación.
Vale la pena señalar ahora, con el dominicano Ramón Laureano bateando con poder y el venezolano Freddy Fermín estableciéndose detrás del plato, que San Diego iba a entrar al invierno con dos grandes interrogantes en la ofensiva: El jardín izquierdo y la receptoría. Ya no será así.
En el bosque izquierdo, Laureano ha sido una bendición. En 25 partidos con los Padres, tiene una línea de .315/.370/.598 con seis jonrones y 20 carreras remolcadas.
“Simplemente he seguido siendo yo mismo”, comentó Laureano. “Lo mismo que he estado haciendo en Baltimore”.
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